Alice in Chains. 30 años de Rock.

Alice in Chains. 30 años de Rock.

Desde mediados de los 80s, Seattle, despuntaba como un núcleo musical importante en la zona noroeste de los estados unidos. Según se acercaba el final de la década, fueron surgiendo más y más bandas, influenciadas por el punk rock salvaje, el rock de raíces más clásicas y por sonidos más radicales cercanos al sludge o al heavy metal rancio y sucio, convirtiendo Seattle en la nueva L.A. (ciudad que a principios de los 80’s vio salir de sus calles un gran lote de bandas sleazies y Hard Rockeras). Fue entonces cuando aparece la banda que nos ocupa hoy, Alice in Chains, un alucinante grupo musical, con una larga carrera y una historia tortuosa, llena de altibajos, de éxitos y de tragedias.

Alice in Chains (que antes se llamaban Diamond Lie y posteriormente Alice ‘n’ Chainz) llevaban ya tocando un tiempo hasta que tuvieron su primer golpe de suerte, allá en el 89. Sean Kinney (batería), Jerry Cantrell (Guitarrista) Mike Starr (Bajista) y Layne Staley (cantante) ensayaban en un garito llamado Music Bank. Consiguieron grabar unas demos y estas llegaron a Susan Silver, que era manager de Soundgarden. Silver contactó con Columbia Records y los tipos quedaron impresionados con la demo. Y así AIC firmaron su primer contrato. En el comienzo de su andadura, AIC tenían una base cercana al heavy metal. Sus melodías vocales a dos tonos empezaban a perfilarse, las excelentes guitarras de Cantrell, cada vez sonaban más brutales y la base rítmica se ajustaba concierto tras concierto. La imagen de la banda era extravagante y algo festiva (80s!) y sus canciones empezaban a sonar en las radios estadounidenses. Después de registrar su primer EP “We Die Young” la banda entró al estudio para grabar su primer disco. Kinney, que grabó el álbum con la mano rota, cuenta que la banda empezó a ensayar con el batería de Mother Love Bone, él mismo tocaba a una sola mano en su batería y le iba indicando que hacer. Finalmente cortó su escayola en el estudio y colocó un cubo con hielo bajo su kit. Trató de hacer los temas en una sola toma…

“Facelift” (Columbia 1990). “Facelift” es un disco de rock duro. Tiene un sonido poderoso, pero al mismo tiempo, es muy melódico. Canciones como “We Die Young”, “Bleed the Freak” o “Sea of Sorrow” se grabaron a fuego en los cerebros de miles de jovenzuelos americanos. Dave Jerden fue el productor del álbum. “Facelift” tardó unos cinco meses en grabarse y nada más salir vendió unas muy aceptables 40.000 copias. La mayoría de los temas estaban compuestos por Cantrell, pero Staley, que también tocaba la guitarra y escribía, aportó el éxito que la banda necesitaba para despegar hacia el mainstream. La canción en cuestión, que ayudó a la banda a escapar del circuito underground, era “Man in the Box” y su correspondiente videoclip fue emitido por la cadena musical MTV hasta la saciedad (si chavales, antes la MTV hacia honor a su nombre y tenía una programación puramente musical), haciendo que AIC pasaran a ser conocidos fuera de la zona donde normalmente operaban y a entrar en giras que recorrían el país. Su siguiente single, el pegajoso “Sea of Sorrow” no tuvo tanto éxito, pero ayudó a que el álbum se vendiera más hasta llegar a hacerse disco de oro.

En el mismo año, en diciembre, el grupo grabó un concierto en el Moore Theatre de Seattle, justo después de volver de gira. “Live Facelift” mostraba a Alice in Chains en su mejor momento, con un público volcado y con los músicos en estado de gracia. El directo fue filmado en blanco y negro y ya dejaba ver la orientación oscura y tenebrosa que la banda empezaba a asimilar en aquellos tiempos. Posteriormente, el grupo es invitado a participar en la banda sonora de la película “Singles” junto a otras bandas del movimiento Grunge, como Mockie Blaylock, (que después serían Pearl Jam) o Soundgarden, incluyendo un par de temas. Uno de ellos era el inédito “Would?”, que formaría parte de su siguiente álbum “Dirt”.

Más tarde la banda toca con bandas como Extreme o Poison y sale de gira con Van Halen e Iggy Pop. Ya en 1991 AIC son nominados a los American Music Awards (y «Man in the Box» a los Grammy!). Entonces giran por la costa oeste de estados unidos con Mockie Blaylock, durante enero y febrero. Tras viajar a Europa abriendo para Megadeth, Anthrax o Slayer (gira Clash of the Titans),  la banda entra al estudio de nuevo, en noviembre del mismo año, para grabar un EP acústico. El disco, llamado “SAP”, fue grabado en el London Bridge Studio y muestra la cara más íntima de la banda. Como invitados en el disco aparecen otros artistas de la escena Grunge como Mark Arm de Mudhoney y Chris Cornell de Soundgarden, además de Ann Wilson, de la banda hard rockera de Seattle, Heart. El EP que apenas tuvo promoción (ya que la compañía ya había escuchado las demos de “Dirt” e invertiría toda la pasta en la promo del mismo), volvió a reeditarse más tarde.

Mientras que la popularidad de AIC crecía sin parar, en gran parte debido a la inclusión de “Would” en la banda sonora de “Singles”, Staley, el vocalista, caía en una profunda depresión y en una fuerte adicción a las drogas. Recuerdo leer entrevistas de esa época en la prensa musical y alucinar con frases sobre “…difícil resistirse a verdaderos buffets libres de alcohol y drogas al final de cada concierto… “

En 1992, la banda entró al estudio para grabar “Dirt”, su segundo álbum, de nuevo con Dave Jerden a la producción. Alice in Chains ya tenían una gran base de fans consolidada, pero los componentes de la banda no pasaban precisamente por su mejor momento personal. Varios miembros del grupo eran adictos a la heroína y a otras sustancias. La muerte de familiares y amigos muy cercanos tampoco ayudó a crear un buen ambiente en el estudio. Se dice que los músicos se pinchaban en las sesiones de grabación y que se les veía fumar porros, consumir ansiolíticos y beber alcohol en cantidades industriales. No sabemos realmente cuanto de cierto tienen estas historias, la cuestión es que terminaron “Dirt” y lo lanzaron a finales del 92, justo en plena explosión Grunge.

El álbum fue cuatro veces platino, alcanzó el número 6 en la lista Billboard (Madonna y Guns ´n´ Roses andaban por los primeros puestos) y ha llegado hasta los 5 millones de copias vendidas, lo cual es bastante extraño si consideramos que es uno de los discos más descarnados y oscuros de la historia del rock. La compañía editó cinco singles: «Would?», «Them Bones», «Angry Chair», «Rooster», y «Down in a Hole» a cual más bonito. Las drogas, la guerra, la muerte y otros temas igual de agradables, se exponían en los textos de las canciones y eran berreados en los conciertos por miles de jóvenes con camisas de franela que agitaban las greñas y hacían mosh desde el escenario y que, mira tú por dónde, también acababan de comprar discos calentitos de Pearl Jam, Nirvana o Soundgarden. El movimiento Grunge se convirtió en la música favorita de la entonces llamada “Generación X”. Bueno, ambas etiquetas me parecen una soplapollez ahora, pero entonces parecía que todo eso tenía algún sentido.

“Dirt” (Columbia 1992) es un disco agresivo, oscuro y depresivo a partes iguales. Las melodías vocales de Cantrell y Staley se popularizaron y se convirtieron en la marca de la casa, arrastrando al oyente a un mundo onírico de pesadilla. Las guitarras de Cantrell, eran aún más pesadas y psicodélicas y la potencia y el groove de la base rítmica iba en aumento.  Temas como “Dirt” o “Sickman” te hacían preguntarte si tu walkman o tu plato se habían jodido (hay algo maligno en ese sonido, lo juro) y cuando leías los textos mientras escuchabas el disco, acababas hundido durante días enteros arrastrado por el mal feeling que desprendía el álbum.

En fin, Mike Starr, el bajista, fue expulsado al año siguiente, nunca se supo muy bien por qué, aunque se dice que estaba harto de giras (también se rumorea que se le expulsó por abuso de drogas). Fue sustituido por Mike Inez, que venía de tocar en la banda de Ozzy Osbourne. Inez debió subir al carro pensando que aquello sería la bomba, y acabo inmerso en una situación compleja y horripilante. En el verano del 93 se celebraba otra edición del festival itinerante de rock alternativo Lollapalooza (ideado por el zumbado Perry farrell de Jane’s Addiction) y Alice in Chains compartieron cartel con Babes in Toyland, Rage Against the Machine, Fishbone o Tool entre otros. Fue entonces, cuando entre rumores, entrevistas desfasadas y artículos hinchados por la prensa musical más amarilla, empezó a hablarse de la adicción a las drogas de ciertos miembros de la banda y Alice in Chains pasaron a ser más conocidos por sus andanzas extra musicales que por sus excelentes canciones y directos. De todas formas, canciones como “Angry Chair” o “Junkhead” no ayudaban demasiado a desmentir estos rumores. Ambas tienen referencias explícitas al consumo de estupefacientes y no precisamente condenándolo.

En el mismo año, AIC consiguieron meter dos temas en la banda sonora de lo que sería una de las películas más cutres jamás rodadas, la infame “Last Action Hero”. En la banda sonora se incluyeron dos temas, a cual más oscuro y retorcido: “A Little Bitter” y “What the Hell Have I”. Estas canciones, estaban emparentadas con el espíritu de “Dirt” y tenían un sonido algo más recargado y sofocante, consiguiendo perturbar, con sus oscurísimas voces y su extraña instrumentación, al oyente y al mismo tiempo aumentar la leyenda de “Banda Maldita” que ya se habían ganado en la prensa.

En 1994, Alice in Chains graban otro EP acústico llamado “Jar Of Flies”. El disco entró con fuerza en las listas y llegó a escucharse bastante en Europa. Los sencillos “No Excuses” y «I Stay Away» llevaron al álbum hasta el número 1. Mientras tanto la banda seguía hacia delante y participaba en una gira junto a Metallica y Suicidal Tendencies. Mirando hacia atrás, en la mencionada MTV podían verse fragmentos de algunos shows de la gira de “Dirt” y eran sencillamente espeluznantes. En el escenario, el grupo era muy intenso. Visionando algunas fotos de entonces, encontramos unas que muestran una enorme red hecha con sogas, que separaba el escenario del público y a Staley encaramado a ella, mientras cantaba alguna retorcida estrofa, con gafas de sol y en un estado de trance. Al mismo tiempo, la banda sonaba mejor que nunca y su reputación subía y subía. Hasta que las drogas comenzaron a surtir efecto, sobre todo en el vocalista, y empezaron a cancelarse shows. El mismo James Hetfield de Metallica se burla del torturado Staley en uno de esos conciertos, golpeándose los brazos en plan junkie y lloriqueando, en clara alusión al de Seattle y cantando en tono sarcástico una de las letras de AIC.

A finales de año, el vocalista, harto de las giras, de los actos promocionales, de la mierda asociada al estrellato e internado en una clínica de desintoxicación, entra a formar parte de un proyecto que mezcla el blues psicodélico y el rock más oscuro, llamado Mad Season, junto a Mike McCready (Pearl Jam), Barrett Martin (el excelente batería y espectacular percusionista de los Screaming Trees) y John Baker Saunders (The Walkabouts). El mismo Mark Lanegan (Screaming Trees) participa en la grabación de su disco homónimo, que fue grabado en 1995. Por aquellos tiempos, entre los fans de Alice in Chains los rumores sobre una posible separación estaban a la orden del día. También se especulaba con la muerte inminente de Staley y la prensa más amarilla llegó a hacerse eco de estos rumores anunciando su deceso sin ni siquiera contrastar la información (!).

En abril de 1995, Alice in Chains se encontraban en una extraña encrucijada artística. Entraron al Bad Animals Studio, finalmente, para registrar su tercer álbum y tardaron casi 5 meses en grabarlo. El productor fue Toby Wright.

“Alice in Chains” (Columbia 1995) fue dos veces platino en USA. Y esto contando con que Staley estaba hecho una autentica piltrafa y no se hizo gira de promoción de dicho álbum. La música ahí incluida alcanza altas cotas de toxicidad, la banda suena más pesada y retorcida que en “Dirt” y la voz de Staley suena de pesadilla, mucho más debilitada que en sus anteriores trabajos y con cierto acento junkie. Los textos vuelven a ser oscurísimos y esta vez el vocalista se ocupó de escribirlos casi todos.  Además compuso la bonita pieza (not) “Head Creeps”. El grupo, que está hasta los mismísimos huevos de rumores en la prensa, rueda con sarcasmo, un falso documental llamado “The Nona Tapes”, en el que una periodista, interpretada por Cantrell va en un descapotable buscando a las estrellas del rock de Seattle por las calles de la ciudad.

Curiosamente, encontrándose en su peor momento a nivel interno, AIC alcanzaban la máxima popularidad, convirtiéndose en un monstruo mediático. Un año después, el grupo participa en los famosos conciertos acústicos de la cadena MTV ofreciendo un show totalmente creepy. Con el escenario decorado con velas y cirios, los miembros de la banda comienzan a entrar al escenario y se ponen a tocar, llevándose cada uno, una gran ovación. Interpretan sus temas con un guitarrista de apoyo: Scott Olson. Los fans todavía tenían esperanza en que Staley se recuperara y Alice in Chains consiguieran proseguir con su exitosa carrera. Todas esas ilusiones se desvanecen de golpe en cuanto aparece el vocalista, se sienta torpemente en su taburete y entona malamente los coros de “Nutshell”. La verdad es que su aspecto físico es deplorable, enfundado en ropa negra, con guantes, pelo teñido de rosa, llevando gafas de sol y pálido como un cadáver. El hecho de que se equivoque en varios temas y tengan que comenzar de nuevo “Sludge Factory” tampoco ayuda. Aunque sí que es cierto que a partir de ese error, se le ve más atento y concentrado. De todas formas, lo que poca gente sabe es que para los Unplugged, la MTV pide a las bandas que se hagan varias tomas de cada tema para conseguir mejores ángulos de cámara y diferentes efectos con la iluminación; en el montaje final, podría haberse eliminado ese fallo en “Sludge Factory”, aunque, igualmente, la sensación general que transmite el cantante a lo largo del concierto es de extrema fragilidad. Cantrell parece al borde del infarto durante todo el show, forzando sonrisas (transformando su rostro en una mueca de desesperación) ayudando como puede al vocalista con los coros y los versos de los temas. Inez parece vivir en su propio mundo y Kinney toca como si no fuera con él la cosa. La banda aprovecha el bolo y estrena un nuevo tema: “The Killer is me”. A pesar de todos los problemas, el disco se edita y alcanza el platino. Además es considerado como uno de los mejores de la serie “Unplugged” de la cadena televisiva, cosa digna de destacar, ya que el grupo llevaba mucho sin tocar (parece ser que Cantrell estaba enfermo ese día) y nadie apostaba un céntimo por ellos.

Algo más tarde, el grupo tuvo la oportunidad de renacer, teloneando a Kiss, oferta que era en un principio, para Stone Temple Pilots. Pero debido a los problemas con la heroína de Scott Weiland, STP tuvieron que apearse, dejando a Alice in Chains el relevo. Aun no lo sabíamos pero la banda duró sólo cuatro shows… y fueron los últimos de los AIC originales.

Y entonces pasó lo que tenía que pasar. La ex novia de Staley (y según cuentan sus amigos el amor de su vida) había fallecido en octubre debido al abuso de drogas y el vocalista se recluyó en su piso, incapaz de reponerse. En 1997, Cantrell estaba desesperado por mantener al grupo unido, e intenta contactar con Staley de todas las formas posibles. Pero no hay manera. El estado del vocalista es penoso y la manager Susan Silver (esposa de Chris Cornell de Soundgarden) aparece de nuevo en la historia y se persona en el edificio de apartamentos donde vive el cantante para intentar lo mismo pero no hay manera. En el 98, aparecieron dos temas nuevos de AIC: “Get Born Again” y “Died”. Y después se acabó. Cantrell comenzó su irregular (y corta) carrera en solitario y Layne desapareció del mapa. Se cuenta que siguió trabajando en sus cuadros y que quería colaborar con Mark Lanegan en algunos temas, pero no pudo ser. El 5 de Abril de 2002 murió de una sobredosis. Una pena. Fue un golpe devastador. Layne Staley era un tipo optimista y alegre, gran compositor y un vocalista privilegiado. Sus compañeros de banda, hundidos, hicieron lo posible por reponerse. Recuerdo ver algunos vídeos en la época de un Cantrell puestísimo, haciendo jams aquí y allá con cualquiera que le invitara, tocando mal y desencajado.

Años después de la tragedia, en febrero de 2005, los restantes miembros de AIC reaparecen tocando en un festival de apoyo a las víctimas del tsunami que asoló el índico aquel año, colaborando con distintos vocalistas. Tras una serie de shows con William Duvall, Phil Anselmo (¡) y Ann Wilson de Heart,  Duvall entra en la banda oficialmente y se graba “Black Gives Way to Blue”. Al principio, los fans más radicales protestan por el fichaje y surge el debate sobre si la banda debe cambiar el nombre, dejárselo, si tienen derecho a seguir, blah, blah, blah.

“Black Gives Way to Blue” (Virgin 2009). Tras 14 años AIC publica nuevo disco. El álbum fue producido por Nick Raskulinecz. Y fue compuesto en los ensayos de los bolos que la banda realizo con Duvall (entonces era vocalista invitado) en 2006 y 2007. La banda entro al estudio en diciembre de 2008 y terminó en marzo de 2009.

La cosa es que parecen disfrutar de nuevo sobre las tablas y graban un magnifico disco, repleto de buenos temas y que posee el espíritu de los anteriores álbumes de los de Seattle. Melodías vocales perturbadoras, guitarras pesadas con alucinantes solos y la base rítmica de Kinney y Inez cohesionándolo todo con maestría. Aunque el sonido y en general el espíritu del álbum es algo más optimista que el de los anteriores trabajos, es evidente que los músicos lo pasaron muy mal durante la grabación. ya que tenían aun muy reciente la muerte de Staley. Por ejemplo, en la canción “Black Gives Way to Blue” se habla del vocalista fallecido y ellos mismos cuentan que fue durísimo terminarla en el estudio… Kinney lo narra en una entrevista: «… al acabarla, terminé vomitando en el WC, entre lágrimas».

Bueno, al final, las canciones acabaron sonando de lujo y la banda se embarcó en una gira para presentarlo. Duvall tiene un rango vocal parecido al de Staley, salvando las distancias y encaja perfectamente en la maquinaria del grupo, además es un buen guitarrista y puede encargarse de ritmos y solos con facilidad. Su imagen en el escenario es vital y rockera e interacciona bastante con el público. Esto hace que AIC vuelvan a ser extremadamente populares. Los fans, acuden a los conciertos y numerosos festivales en los que toca la banda y disfrutan con los temas clásicos, muy bien interpretados por el nuevo vocalista.

Tras 4 años de patearse escenarios y hartarse de tocar en vivo, la banda suena apretada y ajustada. Es entonces cuando comienzan a pensar en grabar su siguiente álbum. Pero para no variar, las malas vibratas reaparecen y Mike Starr, el bajista original del grupo (toco con ellos del 87 al 93) fallece en marzo del 2011. Starr se encontraba en pleno proceso de desintoxicación y iba a tocar con Days of the New. El bajista saltó a la fama de nuevo por su participación en «Celebrity Rehab» un apestoso programa, del que su nombre lo dice todo. Starr criticó duramente a AIC cuando decidieron continuar con el grupo tras la muerte de Staley.

Tras este nuevo varapalo, las sesiones de grabación comienzan en julio de 2011 en los Ocean Studios Burbank. pero, sorpresa: Cantrell sufre una operación en el hombro. Todo parece irse al garete. Esto es lo que cuenta el productor del disco, Nick Raskulinecz: «Entonces había demasiada presión. Así que nos retiramos, y construimos un estudio casero para Jerry en su dormitorio. Tuvimos que traerlo de vuelta a lo básico. Había que levantarse por la mañana, llevarle sus cereales y ponernos a escribir canciones. Sean vino y tocó la batería y configuramos la FXpansion BFD para programar la batería. Le dimos a Jerry todas las herramientas que necesitaba. Fue muy productivo. Después nos trasladamos a Dave’s Room en North Hollywood para idear y perfeccionar las canciones con la banda antes de entrar a Henson. Terminamos en septiembre«

Tras un laborioso proceso, en enero de 2013 pudimos visionar el video de “Hollow” y  en marzo escuchamos “Stone”. La verdad es que las expectativas eran buenas. Ambos temas sonaban muy bien y todo parecía indicar que la banda seguiría por los mismos derroteros, pero no fue así. Nuestra opinión sobre «The Devil Put the Dinosaurs Here» (Capitol 2013) no es demasiado buena. Es evidente que el grupo suena perfecto, cohesionado y con una producción que asusta. Pero algo falla… Aunque los coros siguen ahí, los ritmos pesados continúan machacando y las baterías llevan un groove alucinante, no termina de funcionar. Canciones como «Low Ceiling» o «Voices» (con una estrofa demasiado inspirada en Mudhoney y un estribillo alegre y popero)  nos desconciertan… Pero en fin, AIC siguen vivos, tocando y grabando tras 30 años de carrera. Buenas noticias.

Desde aquí os animamos a que entréis en su universo y os adentréis en su alucinante discografía. El viaje será tortuoso pero merecerá la pena. Encontrareis vídeo clips que parecen sacados de una película de terror, letras horripilantes y desgarradas, guitarras marcianas y sabbateras, voces salidas de un limbo extraño, hits generacionales… Alice in Chains os acompañarán a través de todo esto, con buenas canciones. Para los que seáis más fans os recomendamos el increíble blog sobre los de Seattle: aliceinchainschile.blogspot.com una verdadera enciclopedia que hemos consultado a menudo para la elaboración de este artículo (entre otras webs, entrevistas y demás). Esos tipos vigilan cada paso que da la banda y tienen un archivo que quita el hipo.

Es todo. Saludos del Staff de Rock on Road!!