Tras lanzar “At War with Reality” hace cuatro años, At the gates vuelven con nueva mierda: se llama “To Drink for the Night Itself”. Es el sexto disco de la banda y ofrece 12 nuevos temas.
Russ Russell es el co-productor, mezclador e ingeniero de sonido del álbum. Un tipo con una experiencia en la música extrema más que sobrada y que ha grabado con bandas del calibre de Napalm Death, Dimmu Borgir, Amorphis, etc.
El álbum ha sido grabado entre tres estudios, en unas tres semanas aproximadamente. Russell registró batería, bajo y guitarras en los Parlour Recording Studios en Inglaterra. Las cuerdas (violín, contrabajo y violonchelo) se grabaron con Martin Jacobson en los Rovljud Studios. Per Stålberg y Olle Björk grabaron las líneas vocales junto a Tomas Lindberg, en los Welfare Studios en Gothenburgo, ciudad natal del grupo, cuna del Death Metal melódico en los años noventa.
At the Gates han contado con varios colaboradores para la edición de “To Drink for the Night Itself”. El más destacado es Andy LaRocque, paisano de Gothenburgo y gran músico,que ha tocado con Death, King Diamond, Dimmu Borgir, Melechesh, etc, y que ya colaboró (de forma algo weirdo) en el clasico de At the Gates; Cold, del “Slaughter of the Soul”. LaRocque fue invitado a grabar el solo de guitarra del tema “In Nameless Sleep”.
El disco suena como un cañón. Aunque es muy difícil que At the Gates vuelvan a entregar un álbum tan bueno como su clásico “Slaughter of the Soul”, y cada trabajo será inevitablemente comparado con aquel, hay que reconocer que los suecos todavía conservan su potencia, garra y su habilidad para componer buenos temas. ¿Será suficiente? Es posible que para los fans que vivieron la explosión del “Sonido Gothemburgo” en los 90s, no.
“To Drink for the Night Itself” es consistente. Se escucha del tirón, todos los temas poseen su enjundia y esta cuidado al máximo. Tras la reunión de la banda en 2007, según su vocalista “sólo para hacer algunos shows y festivales” parece que la banda va a continuar su andadura. Eso si, sin el fundador e ideólogo Anders Björler, que abandonó el barco el año pasado, en pleno proceso de composición. Lo sustituye Jonas Stalhmmar, un viejo conocido de la banda, que ingresó finalizado casi el proceso de composición. La marcha de Anders no amilanó al resto de músicos y parece que arengó a su hermano Jonas Björler y al vocalista, Tomas Lindberg, tal y como puede leerse en sus declaraciones:
<<Mucha gente piensa que el Lead Guitar escribirá todo el material y que el bajista es solo “el otro tipo” Bueno, eso no es verdad con Jonas. Anders y yo trabajamos duro en los arreglos y el material para “At War with Reality”, pero de lo que no se da cuenta la gente es que Jonas escribió el 40% de “At War with Reality”. También escribió el 40% de “Slaughter of the Soul” y de “Terminal Spirit Disease”. El ha sido un compositor primordial en At the Gates desde hace mucho tiempo. ¡Anders me dijo hace mucho tiempo que Jonas escribía el mejor material!
La forma en la que trabajamos en este álbum fue muy libre. Sin limitaciones. Tuvimos creatividad total y fluidez en el proceso de composición. Nos queríamos probar a nosotros mismos”.>>
En nuestra opinión la falta del guitarrista se nota. Las estructuras de los temas y los cambios se perciben diferentes. “At War with Reality” era mucho más potente y retomaba el espíritu del antiguo material, mientras que “To Drink…” acaba sonando más repetitivo, y es menos… excitante y peligroso.
En cuanto al trabajo en si, comienza con una alucinante introducción que da paso al típico ataque incesante de riffs de guitarras atómicos, llenos de buenas melodías y de trepidante cadencia. El sonido de la batería es especialmente bueno, con una caja que taladra tus meninges y que suena como un disparo. El bajo de Jonas Björler es jodidamente brutal y rellena todos los graves con potencia y un pulso implacable. Las voces de Mr Lindberg son el distintivo de At The Gates. Lindberg sigue torturando sus cuerdas vocales con esa tesitura agresiva, entre gritona, Death Metal y Hard Core. El vocalista, escribe ahora de forma menos directa que antaño, pero esta en muy buena forma y su voz ha ganado cuerpo y textura con los años.
He de decir que si escuchamos sin prejuicios (ejercicio harto difícil), encontraremos una excelente colección de temas de Death Metal Melódico, ejecutados a la perfección por los padres del género y llenos de energía y melancolía. PERO, hay momentos en el álbum, en que un feeling “mecánico” surge de los auriculares y aparece el fantasma de cierta “formula”. Los suecos han sido tantas veces copiados y fusilados que incluso al escuchar el sonido original, generado por los músicos originales, no podemos evitar entrar en un deja vú sonoro y a caer en una especie de tedio/ mal humor.
Todas las canciones son rápidas y cortas, directas a tu yugular (algunas más que otras). Nos quedamos sobre todo, con los tres primeros temas del álbum, que parecen estar basados en una variación del mismo riff y suenan asesinos. Después, las canciones se vuelven más… melancólicas y el disco se va desinflando (a pesar de los riffs, los ritmos Thrash/ Death y los alaridos, ya mencionados).
En fin; At the Gates luchan por mantener la leyenda viva. Esperemos que este álbum les ayude a conseguirlo. Es bueno, no está a la altura del antiguo material, mucho más rompedor e inspirado, pero te pateará el culo. Los millones de clones que copiaron su sonido, a finales de los noventa, tampoco lo ponen fácil.
El alejarse de su sonido más de la cuenta, tampoco era una opción, imagino. Cualquier experimento fallido, podría ser su epitafio, a pesar de su estatus de culto.
Sin duda sabrán como salir adelante. veremos que les depara el futuro.
Saludos!!