Concierto de Cuelebre, Emian y An Danzza

Concierto de Cuelebre, Emian y An Danzza

 

El pasado viernes 9 de diciembre nos desplazamos a la sala Lemon para presenciar el concierto de An Danzza, Emian y Cuélebre.

Cada vez son más las bandas que surgen con fuerza desde el underground y nutren la escena folkie (con todos sus subgéneros, demasiados para ser nombrados aquí), que crece ya, sin control, a lo largo de toda Europa, llenando clubes, salas y festivales. El ambiente, generalmente es agradable y casi todos los conciertos acaban en fiesta y jolgorio; se percibe muy buen rollo por parte de los músicos, que además colaboran entre ellos compartiendo escenario y acaban mezclándose tranquilamente con sus fans tras los shows. Todavía hay poca cobertura por parte de los grandes medios, pero si esto sigue así, la situación acabara cambiando muy pronto.

Aquella noche, nos encontramos, como siempre que venimos a uno de estos bolos, algo que nos encanta: Un escenario abarrotado de pieles, ramas, cuernos y tambores raros, flautas, flautines, arpas y demás instrumentos viejunos… y una total ausencia de guitarras eléctricas. Pero dejémonos de devaneos y vayamos al grano.

Los primeros en pisar las tablas fueron An Danzza, agrupación madrileña que nos sorprendió muy gratamente. El grupo conectó desde el principio con el público y ofreció una cuidadísima actuación, muy orgánica (no sonaron secuencias) y llena de misticismo. Nos gustaron, sobre todo, porque los músicos permanecieron en todo momento muy concentrados y sus canciones están arregladas con mucho gusto. An Danzza abarcan todo un abanico de influencias musicales: suenan cortes de carácter folk tradicional, otros más feéricos, algunos más potentes y otros de influencia pop. Los cambios están muy cuidados y los temas sonaron muy empastados.

Haydée, su vocalista, sorprendió a todos los presentes con su voz y demostró sus habilidades, pasando por toda una serie de registros, que dominaba a la perfección; desde narraciones susurradas, hasta voces de soprano llenas de poder y energía. En mi opinión Haydée funciona mucho mejor en el directo que en el estudio (dónde la escucho como con menos garra) y su performance es al mismo tiempo siniestra y cautivadora. En fin, nos gustaron «Creature», la tradicional «Past time with good company», «When the wind moans» y «Hekate» (todas de su último CD «Whispers in the Forest»). Andrés Campuzano (alma mater del proyecto) se mostró tranquilo (y muy enchufado) aglutinándolo todo con su guitarra acústica. Andrés ha sabido rodearse de un equipo excepcional que responde a la perfección y que llevó la música de su último trabajo a escena, de forma muy profesional.

Con un encapuchado Lionel en la percusión (y los coros) perfectamente sincronizado con el impertérrito Javier Muñoz (djembé, riq, etc) aportaron una genial base rítmica sobre la que Octavio Molano serpenteaba con la gaita y las flautas. Tras su actuación (el público la premió con fuertes aplausos) aparecieron los simpáticos (y multi premiados) Emian, que venían desde Italia y que supieron aprovechar a la perfección el poso de buenas vibraciones que dejaron An Danzza en el ambiente.

Con un público ya calentito y una actitud despreocupada y alegre, Emian empezaron con «Karnak A.D.» y una energía apabullante, que, bien aderezada con el carisma de sus componentes, convirtieron su actuación en casi una celebración. La bonita y potente voz de Ana sobrevolaba los intrincados arpegios de su arpa. Esta pequeña mujer demostró que es una gran interprete y vocalista, además de una solvente front-woman (brutal en «Danish Tune»), cosa harto difícil, colocada ahí detrás de sus compañeros.

Ana bromeó con todos los allí presentes, presentó las canciones y se lanzó a hablar en español con simpatía y muy buen humor. Nos gustaron mucho «Mother’s Breathe», la finlandesa «Kuolin Aanen» y «Tramontana». Martino estuvo muy sólido en las percusiones, con un set montado a un lado del escenario. Quizá el percusionista sonó algo rígido y mecánico en ocasiones, pero en general, condujo con mano de hierro al resto de músicos y llevo el tempo a la perfección.

Emilio Antonio Cozza aportó su desparpajo, además de abusar de su violin, zamfoña, flautas, percusión… Da la sensación de que Emilio es capaz de hacer sonar cualquier cacharro que caiga en sus manos y que además lo hará bien y con una gran sonrisa en el rostro. El complemento perfecto a sus compañeros fue Danilo, que tocó el bajo eléctrico y el bouzuki y que derrochó buen rollo desde los primeros instantes, a pesar de los problemas de sonido, que ya no nos abandonaron hasta que terminó la noche… Gran banda, Emian. Muy recomendables.

A estas alturas, el concierto estaba resultando todo un éxito. El público estaba disfrutando (se organizó uno de esos bailes en círculo mientras Emian actuaban), los grupos también y parecía que una energía positiva fluía entre todos los presentes. Fue entonces cuando Cuélebre tomaron el escenario. Yhandros Huergo con su zanfoña, Sergio con las flautas, Rose Avalon a las voces, Victor Santal con su arpa y las percusiones y dos nuevas incorporaciones: Victor Noriega al didjeridoo y a la percusión y Jezabel al bouzuki.

Cuélebre comenzaron muy bien, sonando tal y como nos tienen acostumbrados, pero poco a poco su show empezó a verse empañado por esos problemas de sonido de los que os hablaba ahí arriba. Después de los dos primeros temas, cuando tocaban «Fodder for the Raven» los músicos ya se encontraban visiblemente incómodos. Los espacios entre tema y tema comenzaron a hacerse eternos y el técnico de sonido no parecía entender lo que la banda le pedía.

Obviando estos problemas técnicos, y volviendo a la música, hemos de alabar el trabajo de la jóven Jezabel, que se ocupó del bouzuki e hizo una gran interpretación, sustituyendo a Yago. Bautismo de fuego también para Victor Noriega que además de aportar un toque muy étnico con el didjeridoo en algunos de los temas, contribuyó a hacer la percusión aún más potente. Rose Avalon estuvo perfecta a las voces, como es habitual y Sergio estuvo más que correcto con las flautas. Victor Santal se lució con uno de sus temas al arpa como a la mitad del show, refrescando algo el ambiente, que se cargaba por momentos. Emilio y Martino de Emian subieron a tocar un tema junto a Cuélebre hacia el final de una actuación, que parecía que se venía abajo por momentos. Tras alguna que otra improvisación, la banda salió como pudo de la encrucijada y fue jaleada en todo momento por su público, lo que permitió que el show terminara bien.

Una gran noche para bandas, público y medios, a los que nos parece estar viviendo un momento histórico, presenciando show tras show, como se engrandece esta escena, que en otros países arrastra a miles de seguidores y que aquí, va abandonando el estatus de culto poco a poco.