Desde la lejana Minsk, en Bielorusia, vienen Extermination Dismemberment. Atacan con una propuesta musical, que busca expandir el cada vez más interesante universo del brutal slam death metal hasta más allá de los limites conocidos.
Bajo el ala de Amputated Vein (bucead en su catálogo es asomarse a lo más extremo del panorama) publicaron «Serial Urbicide» en 2013. Tres años antes y con diferente line up, dieron a conocer su debut, » Butcher Basement» editado por el sello ukraniano Imbecil Entertainment.
Es cierto que existe material más violento y cacofónico. Extermination Dismemberment no inventaron nada nuevo. Pero resulta refrescante escuchar a estos tipos, con sus megas bass drops y su sistemático aplastamiento en estos tiempos que corren. A pesar de que “Serial Urbicide” tiene ya ocho años, sigue sonando muy bien.
La banda, a todo volumen, suena feroz y agresiva. Y hay que avisar, antes de pincharlo (como en aquel álbum de Exit 13 que contenía una pista que acababa con los equipos): Cuidado con el control de volumen; tus vasos de chupito comprados en EMP podrían explotar en el estante. Y cuidado con tus altavoces también. Los temas rebosan aplastantes ritmos slam. Son ultra propulsados por un buen batería, Vladislav Martirosov, tocando con convicción y contundencia.
Arseniy Kovalchu, el guitarrista, parece no alejarse más allá de 5 cm del clavijero (salvo para algún armónico o arreglo breve) y sus cadencias rebotan y percuten, haciendo que tu rostro adopte una mueca de primate cabreado cuando te concentras en ellas. Sus guitarras suenan rasposas y con buen cuerpo.Junto al bajista y compositor Victor Kanashevic, teje y concatena riffs y frases claustrofóbicas. Una vez atrapado por el vórtice, es difícil salir. Ambos músicos hacen voces en el disco y en los shows.
El tema que da nombre al álbum es un buen ejemplo del sonido de Extermination Dismemberment. Aquí hay slam, luego más slam y después, todavía más slam. No hay slam de vez en cuando, o en algún breakdown de esos. Aquí hay slam todo el tiempo. Estos tíos son Mega Slam.
El vocalista, Valeriy Kozhemyako, con un pig squeal excelso, eterno y cavernoso, te acompañara a través de pasajes musicales apocalípticos mientras te recita desfasados poemas gore: «Cortando desde tus manos hasta los hombros. alimentándote con tus dedos» Es placentero escucharle articular silabas, como en «Deconstructive Parasite» o usar otros registros menos porcinos, como en la espeluznante «Carnivore Outrage» (que por cierto contiene un trabajo de sampling muy bueno) pero en la mayoría de los temas emite un sonido gutural ligado y continuo, que parece el aire putrefacto recorriendo el intestino de alguien con jodidos problemas estomacales. Brutal.
Los temas son intensos y la interpretación de la banda está llena de energía. Aunque los bombos a veces ocupan demasiado en la mezcla y la caja desaparece de cuando en cuando. Hablando de la caja: en ocasiones, sobre todo en las partes más rápidas, la compresión parece aplastarla demasiado.
La producción es buena y el álbum entra a la primera.
Lo que realmente llama la atención, (y esto quizá podría ser un problema para algunos) cuando te enfrentas a semejante abominación en forma de CD, son los bass drops. Te los encuentras por doquier, cuando menos lo esperas. Muy bien logrados, las explosiones ultra subgraves parecen robarte el aire de la mente, arrebatándotelo todo y desvaneciéndose a lo largo de un tiempo sorprendentemente largo. Hasta que la mezcla se recupera del mazazo y todo sigue adelante, permaneces idiotizado por lo menos un segundo y medio. Eso es bastante tiempo. Y hace que esperes el siguiente con curiosidad, permaneciendo atento a las evoluciones del grupo.
¿Resulta preocupante que el gancho de la banda sea un «truco de producción»? Meh, la verdad es que es un arreglo que queda bien y es efectivo. Además, en directo, según hemos podido ver en distintos clips, son disparados por el batería que tiene al lado de su hi hat, un pad Alesis bien cargado de subgraves. Con lo cual está bien para nosotros.
Otro punto destacable es el horripilante Grand Finale: «Human Holocaust», con toques electrónicos y un sinte muy bien puesto al final, bien mezclado con más samples de casquería variada.
Cuando llega el silencio te das cuenta de lo que acaba de pasarte por encima.
Album muy recomendable para los amantes de este género. En 2018, la banda editó un single. ¡Esperemos que pronto retornen con nuevas tonadas!
¡Saludos!