Faun y Cuelebre, Sala Copérnico, Madrid

Faun y Cuelebre, Sala Copérnico, Madrid

El pasado 17 de abril, hacia las siete de la tarde, en la puerta de la céntrica Sala Copérnico, podía observarse una larga cola formada por personajes de lo más variopinto y que daba ya la vuelta a la esquina: Chicas vestidas de hada, tipos con cuernos (de plástico?) en la cabeza, metaleros, góticos y siniestros, rockeros, etc, bullían ante la inminente apertura de las puertas de la sala. Y no era para menos: Los archiconocidos Faun y los remodelados Cuélebre, prometían una noche de reconexión con músicas de otros tiempos.

El público, que abarrotaba la sala, se removía inquieto ante la inminente salida de Cuélebre, que por lo que se contaba, habían dado un conciertazo en Barcelona. Y cuando aparecieron se les arropó con una gran ovación. Arrancaron con «Ochlam» que sonó festiva y contundente, seguida de la mística «Dekam Kwennos» ambas de su primer álbum «Oinos». La nueva formación suena como un cañón y la potencia de las percusiones y la calidad de las voces, permitió a la banda del gran Yandros Huergo meterse a todo el público en el bolsillo desde el principio del show. Sorprendente la versatilidad del arpista Victor Santal, recién incorporado al combo, que se reveló como una autentica bestia a las percusiones, junto a Sergio al Davul, y que ayudó a que la banda dejara a más de una de esas hadas boquiabierta, preguntándose en que bosque se encontraba.

Canciones como «Tigino» sonaron más poderosas que en el álbum y se convirtieron en una ceremonia tribal, con las voces sonando mucho más intensas y los músicos en estado de trance. Yago al Bouzouki, estuvo también especialmente enchufado (?) demostrando una técnica excelente. En ocasiones, haciendo coros, parecía salido de Carcass.

Sonaron «Immrama» y la instrumental «Kurgan», tambien de «Oinos». Mención especial merecen Rose y Teresa. Su actitud en el escenario fue impecable, siempre sonrientes y demostrando su buen hacer a las voces y flauta/gaita respectivamente. Tras «Bnanom Prieto» y una íntima «Bosque y Piedra», sonó «Fodder for the Raven», uno de los temas más esperados de la noche y que tocaron a la perfección. Los músicos estaban ya perfectamente compenetrados y con su excelente interpretación llevaron de viaje a la audiencia de vuelta a tiempos ancestrales.

Cuélebre terminaron su actuación visiblemente emocionados ante el recibimiento del público y en nuestra opinión demostraron su excelente estado de forma, dado su reciente y radical cambio de formación. Su actividad en directo continuará muy pronto (ya tienen nuevas fechas confirmadas en sus redes sociales y en su web) y os recomendamos que si pasan por vuestra ciudad no dudéis en acudir a verlos. Os sorprenderán.

Minutos más tarde y con la sala más que caldeada, salieron al escenario Faun. Haciendo gala de su gran técnica y repasando los temas más emblemáticos de su discografía, los alemanes conectaron con el público rápidamente. Sus canciones, que son más ambientales y oníricas que las de Cuélebre, hicieron que el show fuera creciendo poco a poco en intensidad. Cuando sonó «Iduna» (de su álbum «Eden») ya estaban al 100% y pudimos observar lo conectado que estaba su percusionista, Rüdiger Maul, quien hizo una gran performance con todo tipo de instrumentos de percusión durante el concierto, animando y ejerciendo de entertainer al máximo, interaccionando con las primeras filas e incluso con los fotógrafos. Oliver S. Tyr fue el maestro de ceremonias y el encargado de comunicarse con la audiencia entre tema y tema, como es habitual, presentando las canciones y hablando un poco sobre el significado de cada una; además, estuvo enorme con el Bouzouki.

Niel Mitra, el tipo en las sombras, con su característico sombrero y gafas a lo steampunk, disparaba secuencias y sintes desde sus portátiles de madera (!) poniendo la base para que el resto de músicos se luciera. Cosa que hicieron. Especialmente Stephan que nos dejó alucinados con el manejo de la zanfoña, no sólo con su interpretación, que fue sencillamente espectacular, sino con la original adicción de efectos como delays, chorus y reverb que aplicaba desde un multiefectos, consiguiendo hipnotizar a los allí presentes. Tras «Pearl» y «Walpurgisnacht» (del premiado álbum «Luna»), Faun volvieron a bajar el pistón para dar más protagonismo a los ambientes relajados. Fiona (con las flautas, gaitas y coros) nos cautivó a todos con su actitud y brillante interpretación y Katja Moslehner demostró lo que es capaz de hacer con su voz, mostrándose muy versátil, y llegando a registros de caracter lírico, étnico, etc. Sonaron «Wind und Geige», «Zeitgeist» «Rhiannon» y «Tinta» de su álbum «Totem», cantada en español, que cerró la primera parte de su set. El público demandaba más y tras una breve pausa volvieron con «Wenn wir uns wiedersehen» que como muchos de sus temas cuenta con una fuerte influencia de los maestros Hedningarna.

Tras «Hymn to Pan» que comenzó algo mustia (y que no tardó en animar Rüdiger), la banda hizo otra pausa para tocar «Ne Aludj El» en un final de concierto en el que el público, totalmente entregado pedía más y más.

Con el saludo de los alemanes finalizaba un concierto que nos presentaba a los famosos Faun, una de las bandas más de moda en los festivales de toda Europa, acompañada de Cuelebre, con una trayectoria más corta pero que empuja con fuerza para hacerse un hueco en la escena neo folk / medieval.

Se agradecen conciertos de esta índole que, no solo nos permiten escuchar música original y con personalidad, si no que además consiguen aunar a grupos de fans de diferentes estilos en un mismo lugar y hacerles disfrutar.