A diferencia de otros músicos de su misma generación, los legendarios Killing Joke se mantienen lo suficientemente fuertes para facturar una música poderosa, tanto en sus directos, como en sus álbumes. Un inestable balance entre oscuridad, filosofía mística, grandiosas melodías y la amenaza directa es (y ha sido siempre) la principal baza de la banda británica, que sigue en muy buena forma y en una permanente y activa lucha artística, contra la inevitable caída hacia el abismo de este castigado mundo nuestro. Electrónica, experimentación, mucho rock y en ocasiones, metal, es lo que vuelven a regalarnos Killing Joke en su quinceavo álbum de estudio: «Pylon» (¡tras 37 años de carrera!) mientras que su vocalista, ese desquiciado predicador llamado Jaz Coleman, vocifera a los cuatro vientos sus tenebrosas proclamas.
Youth y Big Paul continúan haciendo funcionar la maquinaría del expreso, circulando esta vez a menor velocidad (“Absolute Dissent” y “MMXII” eran más cañeros) pero con gran potencia e intensidad. El batería trae de vuelta el enfoque más… “tribal” de los primeros trabajos, y lo pone en marcha en muchos de los temas de este “Pylon” mostrándonos una versión modernizada de aquel sonido “Post New Wave/Industrial” que pusieron tan de moda Killing Joke. En cuanto a Youth, aunque no puede decirse que haya mejorado su puesta en escena (not), devuelve a las bajas frecuencias el sello de los primeros tiempos, que el bueno de Raven (RIP) se ocupó de embrutecer en cierta medida. Este es sin duda, el mejor trabajo de la formación original hasta la fecha, con permiso de “Pandemonium”.
Geordie Walker cada vez está mejor a las guitarras (no sabemos dónde quiere llegar este señor de la gorra), ofreciéndonos sonidos y texturas muy rítmicas y a la vez desmarcándose con melodías excepcionales cuando el tema lo requiere. Sus riffs, manteniéndose siempre en sus registros habituales, consiguen sorprendernos siempre, como por ejemplo en “Dawn of The Hive”, dónde nos machaca con una de sus mejores interpretaciones, en “New Cold War” o en “Euphoria”; inexplicablemente, es capaz de volver a engancharnos con la misma Gibson ES dorada, sus amplis Marshall y sin demasiados artificios de producción.
Al mismo tiempo, Mr Jaz Coleman, enorme a las voces, mantiene todo su poder y su aura intactos, sonando intenso, gutural y profundo y muy muy versátil para un tipo de su edad. Escuchad la Electro-Punk “Autonomous Zone”, tema inicial de “Pylon” y veréis de lo que os hablo. Jaz también puede sonar hipnótico, pero con ese toque Industrial-Punk, jamás se vuelve empalagoso. Además, sigue demostrando como letrista, su particular visión de este mundo que vivimos, con su audacia y su agudeza habituales.
Las canciones de “Pylon” van pasando a través de nuestra cabeza como si ya las hubiéramos escuchado antes, además suenan instantáneamente a clásico (probad con la alucinante “Buzz” o con “War of Freedom”) y a pesar de esto, siguen encajando perfectamente junto a otras de enfoque más novedoso, manteniendo el sello de calidad y el espíritu de la banda.
Un álbum muy recomendable.