Lucifer: «Lucifer II»

Lucifer: «Lucifer II»

 

Lucifer lanzan su segundo disco titulado «Lucifer II» (original título) a través de Century Media. Son tres años los que han pasado desde que su primer álbum irrumpiera con fuerza en la escena internacional.

Gracias al carisma de su vocalista Johanna Sadonis y a la dirección del maestro de las 6 cuerdas Gaz Jennings (Cathedral, Acid Reigns, etc), Lucifer pegaron una hostia importante encima de la mesa. Y todo el mundo atendió. Casi todas las revistas (quedan pocas ya), los webzines y las plataformas digitales dieron cobertura al fenómeno. «Lucifer» tuvo, en general, muy buenas críticas y se les mimó desde el principio. Aunque su sonido sea algo más comercial, que el de otras agrupaciones contemporáneas, siempre es más agradable escuchar esta clase de música, que la mierda que suena habitualmente en las radios.

Basado en un sonido proto doom, rock, muy Sabbath y heavy metal viejuno (en la onda de finales de los sesenta, comienzos de los setenta) el primer trabajo del grupo alcanzó altas cotas de popularidad. Lucifer parecía el proyecto definitivo para Johanna tras el «fracaso» y disolución de The Oath. Observando a la alemana desde sus comienzos, parece que siempre ha tenido claro su objetivo. Y a base de currárselo, lo está consiguiendo. Aunque para mi, The Oath tenían un toque más atractivo (y underground) que esto que esta haciendo ahora.

 

Volviendo a Lucifer; la banda sonaba más etérea, psicodélica, oscura y doom en su debut, que como resuena ahora en mis auriculares. La marcha del guitarrista Gaz Jennings, que abandonó el barco el año pasado, debió de ser una inmensa putada para la vocalista alemana.

Es entonces, cuando Nicke Andersson (Entombed, Hellacopters, Imperial State Electric, etc.) recoge el testigo e ingresa en el proyecto, reactivándolo desde otra perspectiva. Gran fichaje. Otro coloso y gurú de la escena extrema, que siempre ha tenido una vena rockera muy marcada.

Mr Andersson aporta un enfoque mucho más rockero y garajero. Se reúne con Johanna en su estudio The Honk Palace, y ambos, componen una buena colección de temas. Andersson toca guitarras, bajos y baterías. Mas tarde se une Robin Tidebrink, que aporta un toque fresco a las seis cuerdas.

Ola Ersfjord mezcla el trabajo en Madrid (Holy Cuervo Recording Services). En cuanto a la producción, suena vintage, a cinta. Tiene mucho bajo, como todos esos discos setenteros que tanto molan. Esto hace que «Lucifer II» suene algo más analógico que su predecesor. Más orgánico.

Johanna, es una buena vocalista; suena bien y tiene feeling. Pone toda la carne en el asador en este segundo trabajo. Ademas le gusta salir en sus portadas y tiene una pinta cool en cada foto de promo que publica. Lo tiene todo para arrasar… (incluso el cutre video de «California Son» tiene un no se qué, que mola).

El CD esta lleno de temas con gancho, como el inicial y rockero «California Son» o el que le sigue, «Dreamer», más lento, en plan balada heavy rock. «Dreamer» esta perfectamente concebido para engancharte al máximo y debería sonar muy bien en directo. Las canciones están cuidadas al máximo y tanto Tidebrink como Andersson envuelven perfectamente las voces, con ritmos, breaks y guitarrazos potentes y poderosos.

«Phoenix» tiene un riff flipante y rockea. «Dancing with Mr D.», la que sigue, es una versión de los Stones. Ganas de escuchar esta ultima en directo. La banda contará con Martin Nordin a la guitarra y Alexander Mayr al bajo para sus shows.

«Reaper on your Heels» tira más hacia el doom de sus inicios y «Eyes in the Sky» (muy muy Sabbathera), mantienen el nivel y nos llevan hacia atrás en el tiempo. Entonces, la producción era algo secundario y lo que importaba realmente eran las canciones. Revival absoluto.

«Before the Sun» conjuga perfectamente música y voces, y creo que es la que mejor atrapa este feeling 70´s del que hablamos. Es una canción poderosa y muy efectiva. Una de las mejores del álbum, majestuosa y cañera a su modo.

«Aton» sigue en la misma linea, quizás algo más psicodélica. Tiene unos arreglos de Hammond que molan. Blue Oyster Cult, Sabbath y Deep Purple asoman durante todo el disco. Y en algunas partes instrumentales, dudamos del año que es, entre tanto riff viejuno, cajas acolchadas, solos de guitarra y estribillos memorables.

Cautivados por el sonidazo alcanzado en la segunda mitad del álbum, encaramos ya el final con «Faux Pharaoh» mucho más doom y oscura y que vuelve a conectar musicalmente con el primer disco. En momentos puntuales, al concentrarnos en las líneas vocales, nos parece estar escuchando a Anneke van Giersbergen con sus The Gathering. Un final perfecto, con ese Mellotron, de nuevo tirando hacia atrás; hacia una época que no volverá, pero que gracias a estos músicos, podemos evocar hoy.

El primero era bueno, pero este es mejor. Un disco muy recomendable, músicos inspirados, sonido vintage e interpretado y producido a la perfección.

Saludos!!