Paradise Lost: The Plague Within

Paradise Lost: The Plague Within

El nuevo disco de Paradise Lost, «The Plague Within» esta fuera. Lo escuchamos, en la oscuridad, con los auriculares atronando el interior de nuestro cráneo. Teníamos muchas ganas de saber que se cocía en el mundo de Holmes, Mackintosh y compañía, sobre todo después del retorno a su sonido más oscuro y a las guitarras potentes y densas. Y bueno, sin duda ¡estamos ante uno de los discos del año! «No Hope in Sight» ya muestra un sonidazo que no es normal. Con unas guitarras muy poderosas y más «secas» que en anteriores trabajos; osease, con menos efectos, un ritmo lento y potente y las clásicas melodías, tristes y solemnes, marca de la casa.

Aunque Holmes comienza con voces limpias, algo es diferente: parece como más metido en el ajo y muy enfocado… es difícil de explicar. Es como si conociera su voz mejor (lógico, por otra parte) y supiera perfectamente hasta donde puede llegar. Está más contenido y al mismo tiempo, apuntala los parones del tema con contundencia y ferocidad. La canción, que se anima durante un breve lapso de tiempo, machaca el riff principal hasta cortarse en seco y dejarnos en el silencio.

«Terminal» suena bestia, urgente y peligrosa. Posee un aire de directo… Las guitarras suenan como nunca, escapando de los ejercicios que Aedy y Mackintosh suelen ejecutar y mostrándonos nuevas formas de entrelazarlas.

«An Eternity of Lies» comienza con un arreglo clásico, pero esta vez no viene de un sintetizador: Aleluya. El efecto es brillante. La introducción es magistral. Holmes aparece en medio de una densa capa de melodías de guitarras, con su voz más melódica, con un efecto extraño y rotando hacia su registro más gutural… Las colas de estas voces terminan pronto y no se alargan con delays ni reverbs; parece que le tenemos aquí delante. Aparecen otras voces haciendo coros, pero la sensación es en todo momento de naturalidad. La producción es excelente. Y el tema es bueno. El solo es breve, pero intenso, con mucho feeling. Y señores, empezamos a darnos cuenta de que el verdadero protagonista de este álbum, y no queremos quitar mérito a la banda que hoy nos ocupa, por que lo tiene, es el productor Jaime Gomez Arellano (Ghost, The Gates of Slumber, etc). El tipo que anda detrás de la mesa de mezclas.  Jamás habíamos escuchado a Paradise Lost de esta forma. El colombiano ha sabido encontrar la vibración exacta. Los de Halifax han sabido escoger muy bien, demostrando que su instinto esta ahí todavía.

Y si, efectivamente. «Punishment Through Time» vuelve a golpearnos con fuerza. Apreciamos el bajo, entre los riffs cortantes que ametrallan nuestros oidos. Los arreglos son brutales. Destacan por lo minimalista. Muy bien. Llevamos cuatro temas y estamos disfrutando.

«Beneath Broken Earth» ya nos dejo muy buen sabor de boca. Volviéndolo a escuchar, nos damos cuenta de la importancia del batería Adrian Erlandsson, que machaca con brutalidad los parches. La producción, excelente, nos permite escuchar esos golpes en todo su rango de frecuencia y esto ayuda a que el tema retumbe en nuestra cabeza como hacía tiempo que no ocurría. Es interesante el sonido de batería, por muchas razones: Lo primero, por que escapa y bastante, del «lugar» dónde suele «colocarse» últimamente, en el resto de producciones metaleras. Lo segundo por el arriba mencionado rango de frecuencias; los parches resuenan más ricos en armónicos que nunca. También nos da la sensación de que la batería posee mucho color y que la reverberación es muy natural. Sobre esto, también diremos que nos parece que la banda suena en un «lugar» diferente y eso hace la escucha más interesante.

«Sacrifice the Flame» tiene el tono de esos trabajos que nos pusieron nerviosos, pero la voz aparece incrustada en una monolítica escultura que se levanta contra los vientos que la azotan… y sorpresa. Nos gusta. Es melódico y melancólico pero con pelotas. De nuevo arreglos de corte clásico surgen y colorean el álbum perfectamente… Holmes está especialmente brillante en este corte. Un cambio de tono perfectamente orquestado nos lleva a parajes luminosos para después hacernos caer en un doom amenazador y sabbathiano… Increíble tema. Y de nuevo un final abrupto que nos pilla desprevenidos, a lo Immortal.

 

«Victim of the Past» entronca con el tema anterior. Es melódico pero misterioso y amenazador. De nuevo cuerdas y arreglos orquestales. El riff es sencillamente alucinante. Estamos ante algo grande. La batería es descomunal… suena entre desfiladeros de piedra gastada, la canción es una riada de lava que nos arrolla. Espectacular.

Los temas se suceden rapidamente, son más cortos que de costumbre. No hay paja, no hay gilipolleces. Solo buena matraca doomera. Pesada y aplastante. «Flesh from Bone» tiene un comienzo terrorífico. Absolutamente arrollador. Paradise Lost haciendo Black Metal señores y señoras. Con un sonido cercano… ¡a los Dark Throne más cabrones! Los arreglos del tema son brutales.

Cuando arranca «Cry Out» ya no nos queda duda. Este disco debería dar una hostia encima de la mesa, y muy seria. Más stoner que las anteriores, con un groove flipante y unas voces extrañas, nos lleva de viaje hacia parajes inexplorados… «Return to the Sun»  es el último tema de la edición «normal» de «The Plague Within» y comienza con unos coros vocales ultra guapos. Y el tema vuelve a sorprendernos por su sonido y su buenísima instrumentación. Aunque Holmes se muestra un pelín más «sensiblero» que en el resto de los temas, vuelve a sonar con huevos. Y el final es épico. Paradise Lost nunca habían sonado así.

Nuestra edición tiene 3 temas más. «Fear of Silence»,  el alucinante «Never look Away» y la versión orquestal de «Victim of the Past» (en directo). Unas golosinas que disfrutamos con placer.

Nos quedamos sin adjetivos. Este «The Plague Within» es un álbum muy recomendable. De lo mejorcito que vais a escuchar. Hay que prestar atención al trabajo de Mr Jaime Gomez, por que lo que ha hecho con esta banda no tiene nombre. Un tipo que ha trabajado con Ulver o Miasma and the Carrousel of the Headless Horses (increible banda!) no es un mindundis. Una alegría volver a escuchar a Paradise Lost así.