Silent Scream surgen de la amarga ruptura de su anterior grupo Varjo, banda de cierto culto en aquellas tierras (e incluso en Europa) y que grabó cinco discos desde el año 94 hasta su final en 2010. Digamos que, entonces, su música era un poco menos atrevida que ahora, sus letras eran en Fines y su estilo apuntaba al Pop oscuro y melancólico. Se movían entre los sonidos de New Model Army, Joy Division y The Cure.
La trágica historia de la banda empezó tras la grabación de su tercer álbum «Muistijälkiä» del año 2006, con la desaparición de su teclista (fue encontrado muerto un año y medio más tarde). La leyenda negra de Varjo continuaba tiñéndose de desolación, pues esta vez, su guitarrista perdía la vida en un incendio allá por el 2008. La banda lanzaría su último disco dos años más tarde. Los componentes restantes decidieron cambiar de aires musicales manteniéndose dentro del rollo gothic rock/postpunk (algo más experimental) y en 2010 renacen y publican su primer álbum como Silent Scream: «In The Cinema«. Tras dar unos cuantos conciertos en Finlandia, publican su segundo trabajo: «Public Execution» que nos ocupa hoy, en su edición en vinilo del 2013 por el sello de Hannover Pain of Mind (aunque fue el sello Fines Stupido Records quien lo editó un año antes en formato CD).
En este álbum observamos que el trió Fines, quiere jugar con nuevos elementos, a diferencia de en «In The Cinema» que es más conceptual. Aunque «In The Cinema» es un discazo, en nuestra opinión, se ve superado por esta magnífica pieza de 11 temas, en los que podemos encontrar bastantes ramalazos de diferentes estilos. Su primer corte (que da título al álbum) nos muestra un lado ciertamente dark ambient/ritual, acompañado de esas maquinas y segmentos plagados de sonidos industriales que inundan todo el trabajo.
El disco se desarrolla de manera magistral, con ritmos frenéticos y enérgicos de batería, guitarras que nos recuerdan a los grandiosos Killing Joke, un bajo que se va abriendo camino entre ritmos tribales, entrecortados y alocados y unas voces que tienen varios (y muy buenos) registros; unos llenos de rabia y otros más evocadores y con cierto rollo martial/ritual.
Sonidos de industria y decadencia, retazos punk en plan Amebix…
En «Spirit Invocation«, apreciamos una orientación hacia el rock clásico, recordándonos a The Cult, e inconfundibles momentos, que nos retrotraen a Joy Division y que nos dejan algo de calma en esta fase del disco. Inquietas y sutiles trompetas suenan en el más tranquilo «Nine Black Sunrises«. Los fineses nos hacen ver hasta dónde quieren llegar, con sus variopintas vertientes. El disco avanza como un perfecto engranaje y nos va dejando joyas, que contienen partes ochenteras oscurillas (y casi discotequeras, pero sin llegar a ser horteras), hasta partes más encolerizadas y ritmos que parecen que van a tragarte, con la contundencia de los obsesivos bajos de Matheu Pallasoja.
Oscuridad en todas sus formas y cierto halo de misterio es lo que tiene este “Public Execution”, como podemos escuchar en su temazo «New European Son«, quizás el mejor corte del disco. «Meat» es una buena forma de terminar, en un intenso éxtasis rítmico, lleno de baterías, voces y guitarras estridentes. Si te gustan los grupos mencionados, los sonidos clásicos industriales de las bandas de antaño y el buen Rock oscuro del de verdad, este es tu disco.
Yo no dudaría en ponerle un buen par de orejas.
Rouco Dapena.
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