Spiritual Beggars «Sunrise to Sundown»

Spiritual Beggars «Sunrise to Sundown»

 

Wow. Spiritual Beggars editaron “Sunrise to Sundown” el pasado marzo y es realmente bueno. Los suecos llevan en activo desde 1994, justo cuando Michael Amott, guitarrista y líder de la banda, dejó atrás a su banda de antes, los grindcoretas Carcass. El proyecto principal de Amott son los death metaleros Arch Enemy, pero cuando tiene un hueco ataca con Spiritual Beggars. Apollo Papathanasio (Ex FireWind) a las voces, Sharlee D’Angelo (también en Arch Enemy) al bajo, Per Wiberg (Opeth, etc), super jefazo a los teclados y Ludwig Witt (Grand Magus) a la batería completan la formación.

Spiritual Beggars llevan, con “Sunrise to Sundown”, la friolera de 9 Lps editados, empezando con un sonido algo más stoner, psicodélico y oscuro que alcanzó su cima con el alucinante “Per Aspera… Ad Astra” (2000). Tras cambiar de vocalista un par de veces e ir mutando hacia un hard rock más luminoso y vintage, es desde “Return to Zero” (2010), al entrar Apollo Papathanasio, cuando el sonido comenzó a evolucionar hacia otros derroteros, hasta que han terminado con este super sonido setentas. Ahora la banda suena como una especie de mezcla de los Deep Purple, Ufo, Uriah Heep, Rainbow, pinceladas de Sabbath, Blackmore, Def Leppard… con un sonidazo que tira de espaldas y con muy buenas composiciones.

Tenemos temas adrenalíticos como la inicial “Sunrise to Sundown”, himnos inolvidables como “Diamond Under Pressure” (ese rollo Survivor/Purple/Sabbath/Purple es jodidamente bueno), Pasajes más lisérgicos como “I Turned into Stone” o “No Mans Land” en su parte central, material más energético y heavy metalero (pero del bueno) como en “What doesn´t Kill You”, cosas más machaconas y stoner como “Hard Road” con un estribillo a lo Dio y mucho mucho más. Poco a poco, el disco se instala en tu cabeza para no salir de ahí. Y ahora que estamos en verano, es ideal disfrutarlo regado con abundante cerveza en la arena de la playa.

Amott está que se sale a las guitarras y tanto ritmeando como soleando se muestra muy acertado (escuchad la noventera “Dark Light Child” y flipad). A pesar de sonar retro, los temas son muy originales y se escapan, en cierta forma, de las estructuras y patrones de la música de entonces, quedándose exclusivamente con el feel y el sonido. Gran parte de culpa del sonidazo la tiene Mr Per Wiberg. El tipo está absolutamente desatado y acompaña, riffea y solea como un autentico Rick Wakeman sin túnica y ejerce de aglutinante para mantener a todos los músicos unidos y sólidos.

En fin, espectacular trabajo. Uno de los discos más increíbles de este 2016 sin lugar a dudas.